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Poemas que dan ganas de viajar

SE PUEDE VIVIR EN NIDOS… – PEDRO SALINAS

Se puede vivir en nidos, 
como las aves querrían.

Se puede vivir en pechos 
como quieren 
acabar las violetas 
y los amores impares.

Se puede vivir en llamas, 
cuando se quema un papel 
y ya no quedan palabras 
sino luz resplandeciente.

Se puede vivir, también, 
a veces viven las vidas, 
bajo los techos, en casas, 
o en veletas, como el aire.

Pero nosotros vivimos 
un día dicha sin nidos, 
sin techos y sin veletas. 
Viviéndola 
en un color verde, 
en un color verde sobre ruedas

VIAJE SIN LLEGADA – GLORIA FUERTES

La Tierra como león enjaulado
da vueltas alrededor del Sol
con su cadena de hombres. 

Desde que hemos nacido viajamos 
a ciento doce mil kilómetros por hora. 
La Tierra no se para
y sigue dando vueltas, 
por eso hay tanto viento, 
por eso siempre hay olas, 
por eso envejecemos tan deprisa, 
por eso estamos locos, 
porque toda la vida haciendo un viaje sin llegada
cansa mucho los nervios.

BOTELLA AL MAR – MARIO BENEDETTI

Pongo estos seis versos en mi botella al mar 
con el secreto designio de que algún día llegue a una playa casi desierta 
y un niño la encuentre y la destape 
y en lugar de versos extraiga piedritas 
y socorros y alertas y caracoles.

EL INSECTO – PABLO NERUDA

De tus caderas a tus pies 
quiero hacer un largo viaje. 

Soy más pequeño que un insecto. 

Voy por estas colinas, son 
de color de avena, tienen
delgadas huellas
que sólo yo conozco,
centímetros quemados, 
pálidas perspectivas. 

Aquí hay una montaña. 
No saldré nunca de ella. 
¡Oh, qué musgo gigante! 
¡Y un cráter, una rosa de fuego humedecido! 
Por tus piernas desciendo 
hilando una espiral 
durmiendo en el viaje 
y llego a tus rodillas 
de redonda dureza 
como las cimas duras 
de un claro continente. 

Hacia tus pies resbalo, 
a las ocho aberturas
de tus dedos agudos, 
lentos, peninsulares, 
y de ellos al vacío 
de la sábana blanca caigo, 
buscando ciego y hambriento 
tu contorno de vasija quemante.

ANDANDO – JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Andando, andando. 
Que quiero oír cada grano 
de la arena que voy pisando.

Andando. 
Dejad atrás los caballos, 
que yo quiero llegar tardando
(andando, andando)
dar mi alma a cada grano
de la tierra que voy rozando. 

Andando, andando. 
¡Qué dulce entrada en mi campo, 
noche inmensa que vas bajando! 

Andando. 
Mi corazón ya es remanso;
ya soy lo que me está esperando
(andando, andando) 
y mi pie parece, cálido, 
que me va el corazón besando. 

Andando, andando. 
¡Que quiero ver el fiel llanto
del camino que voy dejando!

QUÉDATE QUIETO – ÁNGEL GONZÁLEZ

Deja para mañana
lo que podrías haber hecho hoy
(y comenzaste ayer sin saber cómo).
Y que mañana sea mañana siempre;
que la pereza deje inacabado
lo destinado a ser perecedero;
que no intervenga el tiempo,
que no tenga materia en que ensañarse.
Evita que mañana te deshaga
todo lo que tu mismo
pudiste no haber hecho ayer.

TAKE THE ‘A’ TRAIN – BEN CLARK

Viajémonos inmensos hasta dolernos juntos,
abajo y más abajo
donde lloran las rocas donde el eco
de los gritos no vuelve en una vida,
a la caverna obscura del amor,
donde las criaturas se devoran,
donde hay musgo que brilla en la humedad,
donde suenan las gotas, siempre lejos,
donde ya no conozcas ni el porqué ni el propósito
del descenso, viajémonos
con el primer afán de los imperios:
no hay sitio ya en el cielo de hormigón;
no hay nada al otro lado del océano,
todo es una ciudad o una ruina.
Baja entonces conmigo hasta nosotros,
hasta el fondo sin fondo que ya intuyes
ahora en este tren,
mientras me miras lenta
decidiendo si debes revelarme tu nombre.

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